Había en una región Japonesa, un maestro que decían que estaba iluminado.
Un buen día, un chico se acercó y le dijo que quería aprender de él.
Y el maestro se pasó hablando sobre la inmutabilidad, sobre la impermanencia,
sobre la vacuidad y sobre todo lo que se supone que el Dharma de Buda explicaba.
Cuando el joven hubo escuchado, le dijo al maestro que no tenía nada que aprender de él, pues había detectado que a todos los alumnos les decía lo mismo, y cada individuo debía captar un tipo de sensibilidad diferente de los demás, que el maestro no estaba tomando en cuenta.
El chico se marchó, no sin antes decirle a maestro:
No se nada de iluminación, ni de transformación. No se nada de impermanencia ni de Dharma, ni siquiera se si el Buda histórico existió alguna vez. Yo había venido aquí a aprender a sentarme, a comer, a reverenciar, a caminar y a trabajar, y a hacerlo de forma atenta y consciente.
El maestro, se marchó del templo y al tiempo se le vio en programas de televisión. Pero ya no le llamaban maestro, sino Gurú. Ganó mucho dinero y no enseñó a nadie a nada que mereciera la pena.
El alumno, totalmente desconocido, se hizo un maestro en el arte de sentarse, caminar, reverenciar, comer y trabajar. Los que estaban a su lado, hacían lo mismo que él, no sabían nada del Dharma, pero siempre había una sonrisa en sus rostros.
Cuando murió el maestro, le hicieron firmar un papel para "seguir con la labor" y se olvidaron de él.
Cuando murió el alumno, todos lo que estaban a su lado:
- Se sentaron en su honor, con una foto de él en un pequeño altar.
- Caminaron atenta y conscientemente.
- Lo reverenciaron.
- Comieron, recordando cómo lo hacía él.
- Trabajaron duro para construirle un bonito altar.
Hoy en día nadie sabe el nombre ni la imagen de aquél alumno-maestro.
Y todo el mundo sabe quién es el famoso Gurú que siguen millones de personas, aunque esté muerto y lo siguen y ponen sus frases en las redes sociales... y ahora se dice que habló de triunfo y de éxito, pero murió sólo.
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Muy bueno. De todas formas el alumno seguro que no pidió reverencia ni altares, el guru si.
ResponderEliminarun abrazo
Un abrazo, amigo.
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